lunes, 16 de julio de 2007

LA MAGDALENA

…¡De tanto verla, cuando paso por su lado,
y de mirar sus bellos brazos!...;
…¡de tanto verla en la taberna del barrio,
¡yo siento que la amo!!...
¡Ay!, Magdalena: ‘cuerpo de pecado’:
-cuéntame tus penas cuando pase por tu lado-.
Una flor… adorna su cabello lacio;
mueve sus caderas y balbucea paso.
¡Que sea su piel de seda enredadera de mis besos!.
¡Que sea mi corazón, el cofre de sus arcanos!.
…Mañana iré y escrutaré sus secretos (…).
Besaré su piel de seda.
Morderé sus apetitosos labios…
¡Bella ninfa callejera!:
¡dame la dulzura de tus manos;
mueve cual palmera tus caderas,
mañana, que pase por tu lado!.
…¡De tanto verla, siento que la amo!...
Magdalena: ‘cuerpo de pecado’.
¡Cielos!: no permitais que el silencio,
mañana, cuerpo y alma me embargue,
¡porque, en silencio, ¡siento que la amo!!...
¡Preciosa Magdalena!,
silueta de sirena:
¡átame con la magia de tus brazos;
frótame con tu cabello largo y lacio,
que, yo te daré el alma y el deseo intenso
de libar del vino de tu boca
dulce, ¡impregnada de pecado!!.
‘Fruta fresca de primavera’:
¡acaríciame!... ¡con la sutileza de tus labios!,
que yo depuraré de tu cuerpo
toda herida; toda pena y,
de tu alma tierna y bella –toda culpa
que te haya deshonrado-.

FUE PUBLICADO EN EL PERIODICO EL MUNDO DE MEDELLIN

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